viernes, 15 de mayo de 2009

Nueva deidad

Hetaira de los dioses, nueva diosa del panteón, súcubo de los hombres, gran zorra de Babilonia, priapíco ser de placenteros hábitos, gruta de inmenso goce, mármoreas posaderas, hoija de Afrodita,
Haviendo pasado las horas del crepúsculo del dia anterior con mis amigas en el palacio de la Comtesse Veueve de Valance y de su ex amante y bello gabaacho acompañante decidí esa mañana dirigirme a los bosques del extraradio a disfrutar de los cantos de las aves y del frescor de los riachuelos. Bajaba para ello por una estrecha senda cuando mi mirada se topó con la de un bello mancebo de proporciones herculeas y mirada penetrante. Azorada proseguí mi camino entre flores y arbustos pero el deseo de ver sus limpidos ojos hizome tornar mi cabeza. No me asombré al comprobar que sus ojos me miraban fijamente, y asi hasta ters veces. Viendolo a la entrada de su granja con aquellos brazos de acero y la llave del amor en la mano no pude sino acercarme a su figura. Y sonriendo y viendo que sus manos torpes y poderosas eran incapaces de abrir la cancela le pregunté: ¿es que no puedes abrir la entrada a tu morada?. Su limpida csonridsa me contestó sin hablar. Y yo, una dama, con la suavidad inherente a mi condición torné la llave y cin ella abrí no solo cancela sino también luuria y pasión. Y dejando que nuestors labios hablarosn por nosotros in importatrnos que camepsions oseñores fueseesn testigos de nuestra acomplamiento comenzamos los prolegomenos del acto amoroso alli mismo. Y su lecho era de finas telas de oriente, y su fornido cuerpo de piel sedosa acariciaba mi divino ser. Y fui transfigurara en estasis de mujer.

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