¡¡Muerte a los Orcos!!, ¡¡¡Vivan la condesas!!!

El populacho, feliz por las nuevas del manifiesto recientemente publicado por las grandes condesas de la Fresange y La Countesse Veuve de Valance, gritaba poseido por un mágico y divino saber imbuido por las mismísimas divinidades. Y mientras las condesas pertrechabanse para la dura batalla, donde el reino de las Condesas sería defendido frente al horror y la barbaria orca, las asnas contemplaban impasibles los preparativos de ten magna gesta.
¡Cuanto valor!, cuantas perlas y nobleza.
La cruenta batalla librada en los campos meridionales se saldó con el glorioso triunfo da las aristócratas guerreras para mayor envilecimiento de la especia orca.
No significa ello que no sufrieran las condesas terribles heridas de guerra ni que la batalla fuera una demostración simple de fuerza e inteligencia bélica por parte de nuestras damas, sino una demostración más bien de la inmensa capacidad neuronal de unas frente a la estulticia supina de otras. Alabados sean los dioses y acogidas con deleite las libaciones ofrecidas a Marte y Athenea protectoras de las condesas.
Asi ha de ser.