miércoles, 10 de diciembre de 2008

En ciernes

Hoy debo confesar que además de tener una larguísima charla con Eugene, ayer yací con el.
Creo que esta mi confesión abré las puertas a las viboras criticonas que desean mi debacle, pero no serán esos menesteres los que me frenen ni amedrenten: una señora sabe cuando se ha equivocado. Y las grandes señoras sabemos además disculpar las debilidades de quien nos adora. Animalitos como dice mi amiga Lorenza.
Mañana crónica social de la cena en casa de Madamme Xabiera.
Au revoire cheries.

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