martes, 9 de diciembre de 2008

De amores y paciencia

Probatum est que las mujeres de esta familia a la que pertenezco sufrimos de una estupidez inconmensurable a la hora de elegir pareja. Lo comentaba durante la visita de mi querida hermana a estas tierras capitalinas este pasado periodo festivo. Creo que ella misma fue incapaz de encontrar entre nuestras féminas a una sola que, por un motivo u otro, no haya sido tocada con la vara de la más acérrima estulticia en asuntos amorosos. Los varones de la familia, sin embargo, no padecen de esta debilitadora condición. Así pues me presto a asegurar que tal enfermedad debe ser de naturaleza genética y su transmisión se lleva a cabo por via femenina.
Y no parece tener cura.
Estoy extenuada de lidiar con hombres incompetentes y mujeres estúpidas. No creo encontrarme en ninguno de los dos grupos, por cierto. Cansada. Como el año que pronto se irá, el tiempo me ha debilitado. Aunque también me ha fortalecido moralmente y ha hecho que las decisiones tomadas en los últimos dias de este año tenebroso se perfilen como las más acertadas.
Creo que los hombres de la capital se alegrarán al saber acerca de mis intenciones de solteria. Mi cuerpo será gozado por aquellos hombres que, afortunados, se crucen en mi camino y sean capaces de despertar mi deseo.
¡Que toquen las campanas!. la bella Solange vuelve a la vida social.
El miercoles tengo cena con Bañoncé, Odile, Janette, Suzzette, Luteznia y Madame Xaviera...Espero que vengan Angelique y Pauline para completar el trio de mujeres repudiadas por sus torpes maridos. Maridos que se arrepentirán de su decisión. La tríada vengadora saldrá a las calles y lupanares como personaje de Perales buscando amor. No sé si me pondré los tacones y llevaré el bolso, poco probable, pero si se traslucirá por los sensuales movimientos de mis caderas y el pícaro destello de mis ojos la fertilidad de este venusino cuerpo.
Ponme un plato de coños de oveja, por favor...pensé mientras dibujaba en la pizarra de mi imaginación el sabroso manjar de casquería moderna. La crisis, ya se sabe.

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