jueves, 13 de noviembre de 2008

La guerra de los mundos

Más bien debería decir la conjunción de los mundos: mi gran amiga Martina Bravatilova Venenefna, Sultanesa de Marrakecht, Señora de la Rioja Alta y Baja, Condesa de Ventas Blancas y señora donde las haya, tuvo el placer de reunirse con nosotras en una parada ex profeso para vernos a Luteznia y a una servidora.
Todas juntas, con Angelique, Pauline, Janette y Suzzete -estas dos últimas presas de un idilio contra natura de naturaleza lésbica del que me extenderé en otro momento- todas juntas, digo, nos reunimos para la presentación de la última exposición de mi artísta favorita, la señorita Jaqueline. Como mecenas que soy de ella, y como descubridora y primera admiradora, me sentí terriblemente satisfecha al comprobar que el mismo dia de la inauguración había vendido tres cuartos de las obras expuestas. Hoy partía a Paris, comme toút les autmnes, donde de nuevo triunfará como se merece. Vaticino inspirada por Atenea.
Mi querida amiga Martina nos narró algunas de sus inolvidables anécdotas recogidas en su larga vida de mujer viajera, observadora y aventurera. ¡Que algarada!.
Bebimos y reimos hasta pasada la hora prima en tan dicharachera compañía. Esta mañana los excesos se pagaban por el ancho mundo de las mujeres libertarias.
Acaba de llegar un telegrama de mi amiga Ivette, a quien estrañabamos ayer noche en la Fonde de la Vinagrette, de que está autorizada por ordén real al uso y disfrute de calesas y diligencias. Nuestra enhorabuena de mujeres modernas vaya desde aqui a una mujer de tanta pericia y savoir faire.

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