martes, 20 de mayo de 2008

Sollozos de madrugada


Mi corazón desgarrado, el alma envuelta en un manto de angustia, el espiritu doliente de quien ya no vive sin respirar el aire de su amado, y el chichi en flor. Así me encuentro este nuboso martes de mayo, como una muñeca rota, como un pájaro enjaulado, como una señora despelujada. Una mujer desquiciada. Abocada a los brazos de la locura por el amor de un hombre que no me merece. Sufriendo como torturada inquisitorial, como residente de dantescos infiernos, atormentada anima de llanto reprimido y dolor infinito. Víctima de los caprichos del inconsciente Eros. Hija y víctima del amor.


¡Oh, dueño de mis horas!
¡Oh dulce amor y frenesí!
Tormento de mis sueños,
y miel de mis anhelos.

Dame tu escabroso amor
o mátame de celos
pero no ignores mi alocada pasión
expresión de mi candor.


Y para acabar de rematarlo todo esta noche me desveló una terrible pesadilla en la que mi amado me llamaba por teléfono de madrugada para pedirme que le acompañara en su agonía ante la inminente hemorragia que amenazaba con desfigurar su bello rostro tras el postoperatorio ocular. "Ven amada mia", suplicaba. En sueños. Y yo, rauda como el viento de poniente, corría que volaba en su socorro.
Tanta entrega, tanto amor.

No hay comentarios: