martes, 13 de mayo de 2008

Boicotea China chica

Queridas amigas, os recuerdo que este espacio no es una dictadura, y menos china, sino un lugar de encuentro y deleite centrado en las peripecias de Solange. Es por ello que os animo a comentar y divagar todo cuanto querais, en el apartado de comentarios creado a tal efecto.

Boicoteo a China, a su gobierno y a todo lo relacionado con aquel pais salvaje e incivilizado por motivos obvios, y os animo a todas vosotras, las que os llamais y soys amigas mias a seguir el ejemplo. Para aquellas despistadas que no saben donde viven, ni de que estoy hablando las remito a los titulares de los últimos 70 años en occidente. Me alegró saber que muchos de mis amigos dirigentes europeos (Nico, Gordon, ...) han tomado la misma posición y declarado su opinión acerca no sólo de la cuestión del Tibet sino de su pésimo gusto a la hora de sentarse a la mesa, vestirse e incluso caminar. Queridas amigas: ¿como podemos relacionarnos con semejantes salvajes que escupen al suelo mientras calzan zapatos de plástico negro (¡¡¡ni siquiera plástico de ley chicas!!!)?.
En fin chicas que este asunto tan desagradable no debe ensuciar esta bitácora del amor y el buen gusto.

Y vamos a lo realmente interesante: Eugene de Salva como sospechais.
Nuestra relación, como vosotras expertas en el solangismo ya sabeis, es una tanto extraña: sus negativas a aparecer en público junto a su amada, o a ser retratado por ella misma, sus desplantes y sus detalles amorosos, sus llamadas de amor desesperado y sus negligencias para con una dama entregada y enamorada como lo soy yo, sus caricias y mordiscos... En fin: un desasosiego puro, un ser y no ser, una tensión arterial imposible, un no saber donde se encuentra una. El pasado fin de semana, decidida como estaba a darle una lección me negué a dar el primer paso en la comunicación. Así fue como su ardor de amante mediterraneo le arrastró a llamarme el viernes para acudir a palacio. Si bien es cierto que más que entretenimiento artístico del que acostumbramos a disfrutar, con arlequines, bufones, trapecistas, cine, ópera y teatro esta vez (como siempre) lo que le interesaba era el contacto de mi piel, mi cuerpo ennegrecido por la estepa y la sierra riojana. Mostréme dispuesta, ardiente, henchida de deseo y le entregué mi cuerpo sin reservas, con pasión y deseo desenfrenado, cuen prefectamente entrenada hetaira. Y gozamos del amor de nuevo.
Al dia siguiente me tenía preparado un regalo: el dia anterior le sugerí disfrutar de una compañía de titiriteros con la cual nos habíamos amenizado previamente. ¡Cual no fué mi sorpresa al llegar a palacio y ser presentada con la banda de faranduleras a mi disposición!. De nuevo enamorada entregué mi cuerpo como moneda de cambio.
Así pues todo sigue igual. O peor. ¿O es mejor?. Solo las pitonisas y sibilas sabrán dilucidar este enigma del amor de una gran señora con un apuesto caballero

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