¿¡Pero como que no tengo nada?¡..le espeté a la chichologa mientras el júbilo y la decepción luchaban por hacerse con el control de mis sentimientos...Así comenzó mi dia de San Valentin. Bueno en realidad comenzó con una resaca impresionante proveniente de la noche anterior con la hija del sol naciente cuando nos pimplamos casi dos botellitas de Rioja y las cañas que yo traía encima de casa de mi amado Eugene de Salvá. Y todo ello sin premeditación.
¡¡Ay!! Que este amor me está matando. ¿Llamo?, ¿no llamo?. ¿Le compro una rosa?, o ¿me hago la dura?. No sé como acertar. Lo que está claro es que el también esta pillado. Que sino aguantar durmiendo cuatro horas por verme no es moco de pavo.
Y ahora, yo que pensaba ponerle a prueba, forzando una salida a este tormento de mi alma..a este sinsabor y sin-saber,... a esta quemazon del alma, diciendole que mi puterio innato me había llevado a la enfermedad y que por ello el tratamiento al que me vería sometida me dejaba atada de chichi y manos y sin poder gozar de su cuerpo, y del mio claro está, me veo digo confisa, aturdida, enortada, hecha un lio... ¡¡Virgen de Chichifer ayúdame!!.
A estas horas (las 17,24) todavia no he decidio que hacer. Sé que caeré y le llamaré: arrastrada como una culebra de agua me humillaré ante sus senos y pediré migajas de amor para mantener este corazón enfermo de enamoramiento. En qué desdichada Severine me he convertido.
Por Dios, que pase este dia lo antes posible o voy a volverme crazy.
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