lunes, 27 de octubre de 2008

Condesa a calesa

¡Que espanto y que horror!! Le palais de mon amie la marquise fue el escenario del gran debut académico de mi amado Eugene. Rios de sabrosos licores corrian por todos los aposentos de palacio, juventudes llenas de ilusión y sexualidades indefindas, deliciosos manjares de los más recónditos lugares del hemisferio, perfumes de amor y ambrosía, tentaciones por doquier. Así fue la fiesta oraganizada por mi amiga la Marquise de Chateaubriand. Henriette de Chateaubriand, nujer que fue de gran belleza, clara mente e indómito caracter viajó por el mundo como adalid de los más refinados gustos de la antigüedad. Y ahora presentaba en sociedad a mi amado como culmen de su carrera profesional. ¿Qué mejor regalo de Otoño?.
La cosa es que mi amado, la mitad de las invitadas y yo nos dejamos embriagar por los olores y colores de los exquisitos cócteles preparados por una bellisima odalisca de labios rojo bermellón y cuando nos quisimos dar cuenta mi amado y yo estabas sentados en la calesa de vuelta a palacio. No aconteció como esperábamos y antojósenos una parada en una famosa posada de camino a nuestro nido de amor. Tras corta estancia en tamaño tugurio decidimos pasear bajo las estrellas para disfrutar de tan plácida noche. Y aqui, amigas mias es donde todo se convierte en un sueño digno del Averno. Solo recuerdo despertar sola en mi palacio sin las caricias de mi amor y con un martilleante dolor de cabeza. ¿Que malvadas fuerzas del destino nos empujaron a tan terrible distanciamiento?, ¿que brujas envidiosas quisieron envenenear con sus pociones malditas nuestro amor de invierno?, ¿quienes fueron esos sapos repugnantes que intentaron poner a prueba nuestro seguro amor con sortilegios de medianoche?.
Sea quien fuere no logró su objetivo, y Eugene y yo disfrutamos de dos dias de paz y amor en los que recuperarnos de aquellos infames bebedizos.
Tra la rá.
Mi amiga Henriette no supo sino admirar la belleza de mi hombre mientras me presentaba a su actual esposo: un bello galán de oscuros cabellos y barba de tizón que hace temblar el misterio. ¡Cuanta belleza en aquella fiesta!.

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