miércoles, 26 de marzo de 2008

Primeras dudas

Ayer noche mientras compartía con mis amigas Eznia y Janette una suculenta cena preparada por la primera, una gran cocinera de tasca, conversabamos alegremente, sobre todo Eznia y yo, mujeres coraje, la pobre Janette parece que ultimamente tiene idiocia en la sangre mezclada con horchata y estaba -pobrecilla ella- con terrible mal de amores la muy pavezna. Conversabamos decia acerca de los amores y desamores de esta terrible ciudad que es la capital del reino. Elucubrábamos ambas, sendas, las dos, acerca de la naturaleza cruel y despegada de las relaciones de principios de milenio, y de como nadie está dispuesto a comprometerse. Las razones se nos escapaban. Si bien apuntabamos varias posibilidades: a la posibilidad de encontrar a alguien mejor que el anterior, por una lado, a la dificultad inherente a los cazadores recolectores de conformarse con una única presa que demande monogamia, al puro vicio y fornicio de las pilinguis residentes en esta urbe, etc, etc.
Sea como fuere la pobre Janette se encuentra en una situación que si bien podría considerarse como afortunada tiene tintes trágicos y a la vez es cómica: siendo como es una adúltera no sabe muy bien por quien decidirse: la antigua amante que reaparece en su vida llena de pasión y arrepentida o la nueva mujer que llena su vida (y otras cosas suyas) cuando las gans se le antojan. Eznia y yo, como mujeres duchas en el arte del amor y del amar, le aconsejamos por la retirada de sus favores a la mujer voladora. Y al mismo tiempo apostamos por la pasividad agresiva con la amante más apetitosa. Todo ello aderezado con tranquilizantes, sommniferos y todo aquello que ayude a nuestra atormentada amiga a seguir una vida normal, libre de tanto dolor y sufrimiento. Como colofón la dijimos que se tirase a las calles a disfrutar del chichi y dejarse de ñoñadas o en su defecto, pensé yo sin vociferar mis pensamientos, siempre le quedará la solución del arsénico. Eso sí: tendra que decidir que boca lo tomará. Y son tres las opciones.
Besos queridas.
Nota: todo esto era un truco para despistaros acerca de lo REALMENTE importante: empiezo a tener dudas acerca de mi relación con Eugene de Salva. Por si acaso no le contactaré hasta que el no lo haga (¿nunca más?). Una señora debe ser siempre fuerte, y a veces puta.

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