jueves, 28 de febrero de 2008

SMS y lenguaje de parejas

" Bueno tio parece que he podido controlar el dolor de cabeza". Como cualquier pareja de enamorados tenemos nuestro propio lenguaje privado. Este mensaje tan neutro de parte de ese amado mio en los labios de una dama decimonónica se traducirìa en algo asi como: "no puedo vivir sin ti mi amor, espero con ansia el momento en que nuestros labios se encuentren a la luz de mis candelabros de latón chiné, ven corriendo o moriré de amor". Y así es, efectivamente, como sospechais, como yo lo interpreto. Rauda y veloz como gacela despavorida me lancé enn pos del tren no sin antes encontrarme con mi amigo Juanjo, un galán donde los haya, que por cierto sigue viendo a la dama voladora (azafata ella) Antoinnette. Comentábamos en la calesita mi confidente y yo acerca de estos amores que nos hacen latir el corazón y el coño.

Y llegué al palacio de mi Eugene. Tras un tórrido beso y largo rato retozando en el sofá comentamos como yo tenía los calcetines llenos de tomates. Herencia de dejadez de los años en el exilio, y mientras me humillaba ligeramente por mi dejadez y falta de respeto al presentarme así en su palacio, seguiamos acariciando nuestros cuerpos, mientras el cantaba y tarareaba canciones a mis oidos (sordos al tono) y yo escuchaba los latidos de su corazón más enamorada que nunca. Entonces saqué fuerzas de valor y le dije: "hoy no vamos a fo..ar, ¿vale?". Quería comprobar si me había convertido en un simple satisfactor de sus necesidades sexuales, o esta relación podría ir por otros derroteros más íntimos y tan gratificantes e incluyentes de este deseo animal. Él, como caballero respondió: Pues vale. Tras languidecer en el sofá otro ratito sentí como sus manos acariciaban mis pechos, y....al poco me sorprendí escuchando salir de mi boca estas palabras: "vamos a la cama".
No puedo resistirme a sus encantos. Me siento como una beldad atrapada en un laberinto de deseo, donde siempre acabo dando con el mismo banco: lujuria y desenfreno. Y soy feliz. Pero quieroalgo más. De forma indirecta lo conseguiré. Cuando me dijo que cada vez que le acompaño en las horas del ocaso no duerme bien ese noche lo tomé como un cumplido y mi arraigado sentimiento de la reciprocidad me obligó a confesarle que: Yo no duermo cuando no te voe. Noté un tono de incredulidad en su contestación: "Si, ya, seguro". Y cuando volvió de la nevera le besé.
Así pues vemos como el lenguaje de los enamorados es diferente en cada pareja: estoy familiarizandome con un lenguaje de besugos tartamudos donde nos cuesta decirnos las cosas y la metáfora es parte esencial de la comunicación. Cualquier dia soltaré un abrupto del tipo: Te quiero. Y Eugene responderá algo así como: "¿Que te has tomado hoy?". Al dia siguiente llevaré unos deliciosos bombones para celebrarlo. Eso sí, sin siquiera mencionarlo.

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